martes, 28 de mayo de 2013
Pensando como un Geógrafo
sábado, 30 de abril de 2011
GEOGRAFÍA PARA EL DESARROLLO
miércoles, 20 de enero de 2010
jueves, 27 de noviembre de 2008
Volcanes. El Piton de la Fournaise y El Teide.
De este modo conocí El Piton de la Fournaise desde el aire y me llamó mucho la atención la formas de este volcán en escudo, sobre todo por las paredes de los flancos, las cuales me recordaban bastante a la formación Teide-Cañadas en Tenerife.
Ir a foro en Tenerife Verde: se habla sobre vulcanología y sismos.
martes, 9 de septiembre de 2008
Lluvias torrenciales, Madrid, 9 de septiembre de 2008. ¿y si hubiera durado más de 10 minutos?
El punto que muestro en las imágenes es el mismo que la vez anterior y los problemas son los mismos. De hecho estos no se producen durante la duración del episodio, sino tras el cese de la lluvia que esta vez ha tenido la misma duración que lo que han tardado en unirse los caudales que confluyen aquí, en la Calle Doctor Ramón Castroviejo junto a la M-30, afectando a las depresiones que conforman las dos vías. Son un final de multiavenida donde se supera la capacidad de los colectores fluviales y revientan las tapas de alcantarilla formándose chorros en vertical de hasta 2 metros en algunos lugares. Los desagues a la M-30 fluyen como verdaderas cascadas continuas que cortan la circulación en sentido noreste (hacia la Avenida de la Ilustración), produciendo situaciones de alto riesgo para la circulación vial.
Por otro lado, los parkines de varios edificios terminan siempre inundados y se observan situaciones que revelan la total falta de información frente al riesgo de las personas. De este modos algunos adultos corren hacia sus coches acompañados de sus hijos para retirarlo de la zona afectada, con el peligro que esto implica.
Y es en este punto donde quería hacer hincapié. He observado multitud de casos hoy, de conductores que no sabían que hacer ante una situación así, cuando el motor se para en medio de una calle totalmente inundada o aquellos vecinos que viendo el flujo de agua que había en la calle se lanzaban a la vía para intentar sacar su coche. Por otro lado, otras muchas personas bajaban a curiosear sin ni siquiera un chubasquero, con bermudas y chanclas de verano ¿y si hubiera habido repitición?
Ahora mismo no sé si se han producido daños personales. Espero que no. Pero sólo voy a añadir que me preocupan dos cosas: 1. Los cauces de evacuación de aguas pluviales no funcionan en este punto y debemos agradecer a la naturaleza que sólo haya dejado 15 minutos esa cúmulo en ese lugar del cielo; y 2. Si los cauces de evacuación no funcionan adecuadamente, ni la gestión del riesgo (¿está marcado este punto cómo de riesgo de inundación y evacuación de agua y acarreamiento de materiales en algún plan o cartografía?), ni la gestión de la emergencia (funcionaron las acciones bomberiles, pero la gente no sabía como actuar) tampoco funciona para nada.
Ver mapa más grande
viernes, 5 de septiembre de 2008
Lección Magistral de Eduardo Martinez de Pisón
A continuación el texto transcrito por Sara Magdalena Armas, alumna de 5º Curso de Geografía en la Universidad de La Laguna:
LECCIÓN MAGISTRAL DE EDUARDO MARTINEZ DE PISÓN CON MOTIVO DE SU JUBILACIÓN: “
“Algún colega, más realista o pesimista, me propuso que cambiara el título de esta lección por el de “Gracias y desgracias de la profesión geográfica”. Pero siempre ha existido en mi optimismo, es por el mismo significado de la imagen incluida en la carpeta que invita a este acto. El paisaje como objeto, la montaña como escenario, y el dibujo como instrumento.
Sin embargo, no es sencillo abordar una lección magistral. Eché la vista atrás y consideré lo mucho y lo bueno que ha habido, en mi caso, en el ejercicio de la profesión. Planteo caminar adelante y vaticiné que puede ser un estupendo momento para trabajar más.
Decidí así repetirme a esta experiencia positiva, a la vez personal y profesional, una experiencia consistente en recibir y dar información, así hay información que se basa en experiencias, y, a la inversa, hay experiencias que se hacen información; y cuando ambas se cruzan está la experiencia personal del profesor. Encontré, que ese había sido un buen sitio, que ese había sido un buen lugar, y quiera que más, un atractivo asunto para tratar en este espacio. Recordé entonces que, en un libro de Pío Baroja se hacia un repaso de lo que bello se nace (…) y eso me influyó al título de esta conferencia, pero claro está, no existía cuando lo escribió Baroja, el oficio del geógrafo, pero podría haber estado en otra lista 50 años después.
Luego hemos visto crecer y planificarse la profesión, y bien es cierto, no siempre, con los gajes del oficio, en fin en cualquier caso, me encuentro el oficio, así, partido, y por ello entre dos mundos, entre las viejas maestrías y las nuevas tecnologías; sostenido por las viejas maestrías, y asistido por las nuevas tecnologías. Ciertamente
Tengo la sensación de haber sido aprendiz en
Por otro lado aprendimos a ser observadores de la naturaleza, con un material escondido, y por ello de los grandes escenarios solidarios, cuando aún eran solitarios. El observador de la montaña devuelve el placer de que un día el rostro que ama, el placer de repatearlo e individualizarlo, aprendiendo en ello de una escuela de minuciosos observadores, de maestros pródigos, de quienes encontraron el difícil estilo de expresión de los medios desaparecidos.
Entre ellos, tempranamente, en el año 1828, entre esos maestros y voluntarios estaba ya explicito el acercamiento paisajista con una mezcla de voluntad y rápida literaria de la belleza de la tierra. Es el caso de Albaner y su obra, en un capítulo que trata de la clasificación de los paisajes y su relación con los sentimientos del alma, que se abre, con una línea cordial que aún sigue transitando, “hay hombres, decía Albaner, duros y débiles, como los hay de cartón fino, que pero en general el hombre no puede renunciar a su sensibilidad”, para ese hombre sensible, cada paisaje tiene su tono como en el solfeo, pero en realidad hay un método para ordenar los paisajes y clasificarlos, y es aquí donde
De este modo proponía los siguientes tipos que conforman la raíz metodológica afincada en el sentimiento, primero los paisajes territoriales, el paisaje abierto por el arado y por el trabajo, indicador en suma del poder del hombre. A pesar de esto barbaner era un destino romántico añadía al final de su descripción del paisaje agrícola: son especialmente interesantes a los inspectores fiscales. Por otro lado, más alejado, proponía los paisajes pastorales, los paisajes semirústicos, orlados, dice, de así los secretos y también los infiernos, paisajes latentes y naturaleza más libre y de marco evidentemente rusoniano. Sobre ellos, aparecería el dominio de lo que es el mundo. Un mundo desnudo y habitado, a la vez inhóspito y atractivo, paisaje geológico en la terminología de Albaner, presidido por su misma genialidad natural lo que le hace ser el paisaje del filósofo. Y lo es, porque, además, tal escenario tiene un contenido que le conduce inevitablemente a una percepción híbrida con una mirada inversa a la habitual. La perspectiva desde la cumbre, desde la cima, la que pone la montaña en primer plano, es decir, los unidos. No es ya la montaña un accesorio sino un lugar propio con su cultura también propia, nacida de un lenguaje fuerte. El paisaje desértico entraría en esta variedad con el aroma del gran viaje y de las amistades perdidas así como el paisaje polar, otra modalidad de la fuerza del dominio de lo natural, de las regiones enemigas en expresión de Albaner, y el paisaje volcánico, que quedaría bajo el patrón, bajo el signo del Etna, del Vesubio y del Teide, con el añadido de su dinamismo, creador de paisajes, y por último estarían los paisajes marinos, como ejemplo de la magnitud y del naufragio, es decir, del diálogo entre la felicidad y la fortaleza, en ellos se reúnen los caracteres de la llanura y de la montaña, los sentido prácticos y los sentidos cultos. Así Albaner traduce y clasifica el mundo en géneros paisajistas, desde el campestre hasta el Etna, y a nosotros nos interesa porque contiene una raíz cultural de la que podríamos surgir los apartados, quizá emocionales, de una geografía física no desvinculada de los sentidos. De este modo, lo que es inevitable en el oficio es el encuentro con la y su objetivo, la constante convivencia de una realidad planificada por la , es decir el paisaje sería, como describía Víctor Hugo en 1839 “ el lugar que aparece común en un inmenso, donde cada roca es una letra, donde cada lago es una frase y donde cada aldea es (…)“. Y en suma sería ver la tierra, la misma tierra de cuna y sepulcro de cuanto existe, y en la que se resuelve cuanto vive y muere. Estamos insertos en nuestro objeto, es una fortuna trabajar en discernir sus elementos, su estructura y su sentido, como ven ustedes no es una idea nueva, no es una idea nueva entre nosotros incluso.
La relación de los cuatro elementos por ejemplo, aparece incluida ya por San Isidoro en el siglo o también por Raimundo Nuvius, hay ya una expresión gráfica un todo natural en el que se inserta el hombre como partícipe. Es así una de las grandes bellezas del oficio, tener al paisaje como clave ¿No es cosmos equivalente a belleza?, y tenerlo además en su doble horizonte, objetivo y subjetivo relacionados por una última simpatía. Pero para eso hay que estar preparado para ver, si no se está preparado para ver, las cosas y sus sentidos se ocultan de nosotros, parece que huyen, se ponen en la sombra. Las cosas se hacen invisibles, claro está, e incluso algo más, como pensaba Clous, al creer en la noche, en la pradera y el en bosque en la noche en la que crece el verano. De modo que visto así, el paisaje tanto irradia de sí como de no. Esto que voy diciendo viene a ser como correr el velo sentimental de la ciencia, formalmente oculto por el pudor sentimental de los científicos, o tal vez sólo ser consciente de lo que un paisaje conlleva la aceptación de su belleza, porque hay que ser muy reductible para renunciar a un aspecto tan patente de la realidad. Así ante las fuerzas naturales, todo invita a ser espectador de primera fila, a entenderlas admirativamente como quién está ante el dragón aunque sea armado sólo con gafas. (…)
Palabras de Martínez de Pisón, E. transcritas por Magdalena Armas, S.lunes, 7 de abril de 2008
Tiempo y Espacio. Desarrollo de los transportes y mapas de geometría variable.
El objeto de la geografía, ha cambiado en muchos de sus paradigmas, pero la variable espacial rara vez se ha visto desplazada. El espacio que trata el geógrafo no es el mismo que tratan los físicos, las escalas de análisis que utiliza, si bien oscilan para cada estudio, siempre encuentran un límite en sus investigaciones. El estudio de los cambios en el espacio inmediato no puede abordar la afirmación de que éste es relativo. La velocidad que el ser humano ha podido alcanzar hasta nuestros días, impide que el objeto del estudio espacial pueda ser tratado por el geógrafo de manera relativa. Ni siquiera el viaje de los datos binarios a través de las redes de información virtual puede considerarse aún una revolución del transporte en lo que a personas y objetos se refiere.
Es cierto que los movimientos y desplazamientos funcionales (con una finalidad humana), han podido ver reducida su frecuencia debido al desarrollo informático, si bien el desarrollo de las telecomunicaciones no facilita el traslado físico de elementos por las redes de transporte humano existentes. Por ejemplo, la compra sencilla de un producto, requiere que la persona que la vaya a adquirir realice multitud de desplazamientos hasta que la encuentra y posteriormente se hace con ese producto y se lo lleva a casa. La venta a través de medios virtuales puede hoy reducir el número de desplazamientos físicos a uno sólo, que es el que realiza la empresa distribuidora del producto hasta el destinatario que ha realizado la compra desde su ordenador personal.
Los mapas de geometría variable tratan de interpretar estos cambios en las distancias medidas en tiempo de viaje, comprimiendo la geometría de las mismas cuando disminuye éste. De esta manera, por ejemplo, si el mapa se construye en base a las vías férreas de un país, cuando se compara la distancia temporal entre dos ciudades unidas por carril convencional con una situación posterior donde se ha producido la instalación de una de las modernas líneas de alta velocidad, el espacio geométrico entre estas dos ciudades disminuye en la representación. Por supuesto, no deja de ser un modelo interpretativo, puesto que el espacio entre las dos ciudades sigue siendo el mismo, pero el uso de estos mapas es muy útil para comparar las zonas que reducen su distancia temporal (disminuyendo su geometría en el mapa) en base a otras que mantienen su geometría en el mapa representado, lo que se traduce obviamente en un atraso tecnológico en los transportes y comunicaciones de esas zonas.
sábado, 22 de marzo de 2008
MADRID. MIRAR LA CIUDAD DESDE FUERA DEL ESPACIO URBANO.
Vivo a 1 kilómetro del parque recreativo Dehesa de la Villa, antes toda una zona de pasto y cultivos que tenía un área mucho mayor de la que hoy puede verse como parque. La Ciudad Universitaria, algunas urbanizaciones y otros elementos propios de la expansión urbana la han acotado a poco más de una colina, que hoy se comporta como parque urbano y zona verde con multitud de usos recreativos. A pesar de la reducción de hectáreas, su tamaño sigue siendo considerable ya que Ciudad Universitaria, cuenta también con multitud de zonas verdes que pueden conectarse al parque en rutas a pie o en bicicleta.
El comienzo de la ruta se sitúa en uno de los dos miradores con el que cuenta el parque con vistas al norte. En él hay un tablón informativo donde pude informarme del paisaje avistado y de otras cosas interesantes como el resumen histórico de los cambios en el espacio donde me encontraba. También, en el panel pude informarme de que sin darme cuenta me encontraba en el paso de una ruta bien estructurada que personas amantes del senderismo y el medio ambiente habían ya desarrollado. Se trataba de la ruta GR-124, una senda real que pretende, tal y como yo me planteaba ese día, conectar a pie el centro de una gran capital urbana cono los espacios naturales de su entorno. La senda pasando por el Monte del Pardo, llegaba a Colmenar Viejo y tiene unos 48 kilómetros.
Yo, como buen aventurero dejé la senda señalizada para otro día y me dispuse en mi empeño de tomar dirección norte y lograr mi objetivo, siguiendo una línea recta, convertirme en poco tiempo de peatón urbano a senderista activo. Desde mi ignorancia reflexionaba lo que había leído en el panel – que tontería “una ruta que conecta la ciudad con los espacios naturales directamente a pie, aspecto que no tienen todas las grandes urbes”, ¡pero si esto cruzando la carretera por el puente ya está hecho!- cual fue mi asombro, cuando tuve que retroceder más de 20 veces (puede que hayan sido más) cuando tenía que rodear un campo de golf, cuando tropecé con la valla de una depuradora de aguas residuales contigua a unos invernaderos privados, cuando no me atreví a atravesar un poblado gitano, cuando tuve que sortear un pequeño arroyo de aguas residuales, cuando al intentar sortear una propiedad privada por un cauce acabé escalando un puente que derivaba dentro de otro campo golf privado del que tuve que huir… cuando por fin, al encontrar un camino no privado desembocaba en una autopista en la que por supuesto no podía estar y como un fugitivo tenía que ir buscando un pequeño espacio fuera del arcén para llegar a la siguiente pasarela ante el asombro de los conductores en sus máquinas de motor.
Ahora sé que el límite urbano de una gran ciudad, para un peatón no es fácilmente franqueable. - ¡Qué nadie me vuelva a decir que se siente encerrado en una isla por el mar!
En definitiva, mi rumbo hacia el norte se fue tornando en un brutal rodeo hacia el oeste, al final desemboqué inexorablemente en la autopista a A Coruña y después de pasar por delante del muro del CNI español (Centro Nacional de Inteligencia), sintiéndome de nuevo observado por sendas cámaras e intimidado por una valla eléctrica, pude cruzar por una pasarela que me derivó a una urbanización en Aravaca, la cual un jueves de semana santa parecía un antiguo pueblo del Far West, sólo que las casas de madera eran verdaderas mansiones con ondeantes banderas españolas y un silencio ensordecedor que sólo me impulsaba a continuar mi camino, ahora hacia el este por fin cerrando mi rodea en dirección Casa de Campo.
Lo mejor de la urbanización fue la mirada a la espalda. Mi primera visión de la ciudad desde fuera. Pero aún en suelo urbano residencial. Tendría que avanzar algunos metros más para encontrarme en el Cerro del Águila, un enclave recreativo caracterizado por la presencia de un pinar en supuesto retroceso por la ocupación de encinas que de modo “natural” van desplazando al competidor. Se supone que esta zona es un área que pretende proteger la vida “salvaje” como la de la comunidad de conejos y otras aves del lugar. Yo pensé –espero que los conejos y las aves (éstas seguro que no) no perciban la valla del campo de golf como un freno en el corredor ecológico-.
Atravesado el pinar con encinas y jaras de Cerro del Águila, no tuve más remedio por causa de propiedades privadas y campos de golf, que volver a mi querido arcén (véase video), donde en menos de 100 metros pude entrar, por medio de otro puente y sorteando el quitamiedos de la carretera, a una nueva zona verde esta vez con visos de no interrumpirse.
¡Por fin! Estaba en un corredor verde que debía conectarme en menos de 1 hora con La Casa de Campo. Fue en este increíble espacio donde tropecé con una rivera que se insinuó desde lejos cuando después de atravesar la vía del tren (otro obstáculo esta vez franqueable) divisé una hilera de árboles que suelen acompañar a los cauces, como lo son los sauces, fresnos y olmos. Aquí me senté en un descanso “alejado de los ruidos urbanos”.
Después de mi pequeño descanso pude subir a una colina que mantenía una torre de vigilancia desde la cual supuse que podría divisarse parte de la ciudad. Yo me conformé con visualizar el límite de la ciudad “amenazante” y los tres engendros de cristal y acero que ridiculizan las famosas torres kio. Tres gigantes que dan crédito del progreso de la urbe, de la magnificencia producto de la aglomeración humana y de sus proyectos megalómanos que tanto nos benefician y a la vez nos perjudican en la medida en que aprendemos a anteponer el desarrollo al crecimiento.
Puedo decir que franquear la entrada fue un camino de rosas comparada con mi brusca entrada desde el noreste de la ciudad. Lo primero que divisé fue el cauce de El Río Manzanares, un ejemplo de estética funcional natural – urbana que afortunadamente se ha instalado en la mente de los políticos a través de los ciudadanos. Puede que algún día, autopistas y campos de golf entiendan que mucha gente sin motor quiere también disfrutar del espacio.
domingo, 24 de febrero de 2008
LA GENERACIÓN DEL VIAJE Y LAS ENTRADAS DEL BLOG DEL GEÓGRAFO.
jueves, 24 de enero de 2008
AL MEJOR COMENTARIO DE MI BLOG (por ahora)
Muchas gracias por su crítica ha sido para mi muy importante, necesito muchos comentarios como esos para seguir modelando y enriqueciendo lo poco que he aprehendido, así como el de resolver el lío mental en que estoy metido.
Es para mi un honor que alguien que denota tener bien armado sus conocimientos, haya perdido tiempo en este humilde y seguro mal confeccionado espacio. Sólo puedo tener palabras de agradecimiento ante una persona que seguro carga con multitud de ocupaciones como las que tenemos muchos y usa unos minutos de su tiempo para leer artículos que si bien intentan referirse a una sola temática no pretenden más que la informalidad de un ciberespacio como bien señala, poco serio al mismo tiempo que atractivo.
“¿Qué es la geografía y dónde nos encontramos?”, es sobre todo un título atractivo y una pregunta que me veía obligado a contestar por mi mismo, y puede considerarse todo un atrevimiento el hacerlo, sobre todo para gente de tal ignorancia como la mía que aún en el último año de mis estudios de geografía tan sólo cuento con las clases de increíbles maestros de reconocido prestigio que han tratado de explicarme los fundamentos de nuestra ciencia y no más de una veintena de textos entre libros y artículos, por supuesto algunos de Internet pero no por ello acientíficos, pues muchos son de tales revistas como la de Anales de Geografía de la Universidad Complutense. Y a esta Universidad, pertenecen varios de los profesores a los que escuchándolos con atención, si no llegaron a hacerme entender esta ciencia por mi tozudez, al menos puedo afirmar que me han hecho dar unos pasos más en el descubrimiento de aquello que estudié.
“Lo académico” y “lo profesional”. Tenía que distinguir estas dos dedicaciones, para ello he usado estos términos, ambas tan dignas una como la otra. Lo profesional, he querido referirme con ello a lo no universitario, término mal escogido, ahora que alguien me lo comenta me doy cuenta.
Cuando contaba con 29 años, abandoné un trabajo “profesional”, seguro, bien remunerado y para mi monótono, donde podía haber perseguido “reconocimiento profesional”. Había hecho dos años de carrera y decidí dejarlo por la oferta de ese trabajo. En cinco años pude ahorrar lo suficiente para auto-despedirme y poder en tres años terminar los estudios de segundo ciclo de Geografía, con el sueño de algún día emprender unos de tercer ciclo gracias a alguna beca (supongo que se entenderá mi situación). No sé si este humilde gesto de mi vida personal, puede avalar mi admiración por lo que he denominado “académico”.
Desde aquí mi más modesto y respetuoso reconocimiento a todos aquellos y aquellas que han conseguido con trabajo, esfuerzo, dedicación y sobre todo pasión, hacer de su profesión el saber por el saber, sobre todo en estos tiempos difíciles para ello.
Sepa el lector, que el paraguas académico no es para mi en absoluto un desprecio a la investigación, sólo intento reclamar otra opción para los que no han podido encontrar sitio en él, sea por falta de empeño, dedicación, esfuerzo, economía o también quepa el ansia de reconocimiento profesional.
El lector me reclama un olvido a la Complutense. Frente a esto sólo debo decir, que en todo mi blog hay algunas referencias a geógrafos, sobre todo relatos poco serios, libros extra-académicos que jamás pensé que existieran y que me sorprendieron, extractos de libros El Principito que poco tendrá que ver para algunos con la geografía, también quería próximamente hablar de Cien Años de Soledad de Márquez… no sé si se ve por donde quiero ir.
He procurado no nombrar (a veces no lo he podido evitar) en ningún texto universidades o autores recientes o de gran prestigio investigador, tampoco ser demasiado explícito, al menos no en la forma que merecen, pues como bien me enseñó un profesor precisamente de la Complutense, hay que contrastar, acreditar, citar… Para eso necesito primero publicar, hacer estudios serios y este sitio no lo he creado para eso. Si le vale, mis primeros textos y libros de geografía proceden de investigadores de la Complutense a los que admiro y algunos tuve la suerte de conocer, pero como digo, aún trataré de no citarles en este blog. Me falta mucho tiempo para hacerlo como debiera.
Por último volver a agradecer el comentario de ese especial lector, que además con su seudónimo me ha hecho conocer otro genial personaje como Sergio Prim.
¡PROFUNDAMENTE AGRADECIDO!